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Cristina López Schlichting pregona la Semana Santa de Albacete

Cristina López Schlichting pregona la Semana Santa de Albacete

3 de Abril de 2022

El Teatro Circo de Albacete se llenó el pasado viernes, 1 de abril,  para escuchar el pregón de apertura de la Semana Santa albaceteña pronunciado por la directora de Fin de Semana de COPE, Cristina López Schlichting. «Mi sufrimiento, el vuestro también, tiene un valor: es fecundo y bueno. ¡Qué milagro! ¡Qué misterio!», ha asegurado tras repasar una reciente enfermedad y su redescubrimiento de la cruz de Jesús.

Del prejuicio a la admiración

López Schlichting ha reconocido que creció «con ciertos prejuicios antisemanasanteros», pero que ahora es una «rendida admiradora» gracias, en primer lugar, a su acercamiento a la fe católica con las Mercedarias de la Caridad y con Comunión y Liberación y, después, a la «belleza plástica» de las procesiones y a ver de cerca cómo las viven personas de toda la geografía española. Eso sí, con la vista puesta en las hermandades y cofradías presentes, ha incidido en que «a ustedes no puedo enseñarles nada» sobre la Semana Santa y, por ello, ha querido hablar del dolor.

«¿Qué puedo decirles del dolor? ¿Quién no ha pasado por él», ha planteado la periodista, para luego citar ejemplos como la pandemia, la guerra de Ucrania, la enfermedad, las rupturas familiares o los problemas laborales. Aunque ella se curtió cubriendo conflictos bélicos, ha revelado que siempre «había superado el temor» hasta el pasado mes de febrero, cuando, tras una operación, experimentó complicaciones y un «dolor extremo». «Durante semanas, días y noches, he caminado por mi casa durante horas, sufriendo despiadadamente y agarrada al rosario», ha detallado. Pedía aceptar su «sacrificio», que «no comprendía», y se apuntó a «la resurrección, claro», «¡pero es que yo no resucitaba!».

El miedo y la angustia de Cristo

Algo cambió cuando empezó a darse cuenta de que «Él pasó exactamente por lo que pasamos nosotros». Además de «los bofetones y salivazos», de «la flagelación tremenda, casi hasta el desfallecimiento» y de esa «muerte horrible en la cruz» –ha remarcado–, Cristo sintió «el miedo, la angustia, la perplejidad» y los «sorprendente» es que, en vez de huir, «lo eligió deliberadamente». Pudiéndose recrear en la Resurrección, ha proseguido, los textos evangélicos, no minimizan este dolor ni la sensación de derrota de los seguidores de Jesús porque en la Pasión hay «algo crucial, decisivo».

En este sentido, aludiendo al pasaje de Emaús, López Schlichting ha destacado que el paso desde «la más absoluta perplejidad de los apóstoles» a la conciencia de que «Dios ha aceptado la muerte de Cristo y su dolor como sacrificio por los pecados» se produjo por la Resurrección y que así, «si conectamos nuestro sufrimiento con el suyo, no solo nos redimimos por la sangre del cordero, sino que participamos de la salvación del mundo».

«Hoy me sigo enfadando, pero he decidido dejar que Dios ame mi enfado. No he superado mi límite, pero me dejo amar dentro de Él –ha concluido citando a referentes como Jesús Carrascosa o Luigi Giussani–. Ahora ya no tengo que censurar nada, ni mi dolor, ni su amor. Ni mi rabia ni su ternura. Ahora soy libre».