Historia

Siglo XX
Siglo XX

A comienzos del siglo XX y debido al avance de la fotografía, tenemos testigo de estas celebraciones procesionales de la Semana Santa en Albacete en los diferentes documentos gráficos que se conservan. Un ejemplo de ellos, es una fotografía en la que situamos en la primera década del siglo XX (1905-1910). Esta fotografía nos confirma varios datos de interés.

En los distintos “pasos” que aparecen en la misma, se puede observar perfectamente, el de “Ecce Homo”, La Verónica, Jesús Nazareno, Cristo de la Agonía y un ¿Resucitado?. Pero sobre todo lo más significativo quizás sea la gran afluencia de espectadores, que ven pasar el desfile por la Plaza Mayor proveniente de la calle Mayor y desplazándose hacia la de Zapateros.

Desgraciadamente llegaría la Guerra Civil (1936-1939) y los lamentables acontecimientos acaecidos, que asolaron la totalidad de las imágenes y patrimonios de las cofradías existentes en aquel entonces. A ello hay que añadir que el miedo padecido, en aquellos comienzos del desastre, hizo que directivos de Asociaciones Religiosas destruyeran toda la documentación que sobre las mismas se poseían. También debemos tener en cuenta que Albacete no disponía de Obispado y que esta ciudad pertenencia a la Diócesis de Cartagena, donde presuntamente deberían estar los documentos acreditativos de las distintas hermandades o cofradías.

Una vez finalizada esta dolorosa etapa, comienza una reorganización de las cofradías más antiguas. Así como iremos viendo, cada cofradía hace encargos de imaginería para poder llenar el vacío que había quedado con la destrucción de las mismas.

Curiosamente, la mayor parte de estos encargos recaen en el escultor imaginero D. José Díes López. Suponemos que en principio se dirigieron al Sr. Díes López, porque éste había residido en nuestra ciudad y además de la amistad, que con él tenían numerosos albaceteños, existían otros dos aspectos de sumo interés a la hora de encargar la talla. Primero, se conocía perfectamente su forma de trabajar la imaginería y segundo, y más importante, que personalmente había conocido las imágenes desaparecidas. De esta manera conseguiría dotar a las imágenes de un parecido muy aproximado a las anteriores. Con ello se conseguiría un mayor impacto entre los ciudadanos y devotos de las mismas; no obstante a todas ellas les imprimió su total inspiración de artista; incorporándoles su personal estilo, hoy reconocida por la mayoría de albaceteños y del resto de España, así como de Hispano-América.

Tan solo un grupo escultórico se había salvado de la barbarie. Este era el de Ntra. Sra. De la Piedad, entorno al cual se crea la cofradía del Descendimiento, que unida a las que forzosamente desaparecieron, como las del Santísimo Cristo de La Agonía, Ntro. Padre Jesús Nazareno, Ntra. Sra. De los Dolores, San Juan Evangelista y Ntra. Sra. De la Soledad, que estaba integrada en la Cofradía del Cristo de la Agonía, forman lo que podemos considerar como reorganización de la postguerra. A ellas pronto se van sumando cofradías de nueva creación como son: Ntra. Sra. De la Esperanza “La Macarena”; Ntro. Padre Jesús de Medinaceli; Silencio y Santo Vía Crucis; Santo Sepulcro y Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén.

Toda esta recuperación fue posible gracias a familias económicamente acomodadas, que en muchos casos sufragaron la totalidad de los gastos. También se hicieron suscripciones populares para ayudar a las aportaciones de los cofrades. Además existía la colaboración de algunas instituciones que aportaban ayudas para poder paliar los gastos de imaginería, orfebrería, carpintería, y bordados, entre otros. Todo esto se recoge en la prensa de la época. También los intelectuales locales de entonces se esforzaron en promocionar esta manifestación popular para que no cayera en el olvido. Son muchos los periodistas, poetas y escritores que se volcaban para que los ciudadanos comprendieran la necesidad de recuperar esta tradición.

Todo ello supuso un gran sacrificio, pues la mayoría de los ciudadanos se encontraban en una lamentable situación económica. Por el contrario, todas estas necesidades eran paliadas con la necesidad de celebraciones, para así olvidarse de la penuria que se vivía. Además se tenía la necesidad de recurrir a las creencias, para hacer más llevadera aquella situación de desmoralización que el pueblo sufría en sus propias carnes, padeciendo hambre y enfermedades.

Así, se pudo recuperar la vieja tradición de las procesiones de Semana Santa en nuestra ciudad de Albacete, y en pocos años, esta manifestación llegó a gozar del respeto y admiración, no sólo de los albaceteños, también del resto de la península. En algunas publicaciones de la época estaba considerada entre las primeras de España, sobre todo la procesión del Santo Entierro ya que era muy valorada por el número de “pasos” y nazarenos que participaban en la misma.

Poco a poco, todas las cofradías incorporan nuevos y valiosos elementos, como lo son los mantos, palios, estandartes y piezas de orfebrería, continuado con un ascenso importante que desemboca con la creación, a finales de los años cincuenta, de la Cofradía de Ntra. Sra. De las Angustias.

A principios de los años setenta, del siglo XX, las procesiones de Semana Santa de Albacete se tambalearon y estuvieron a punto de desaparecer. Fue un momento muy delicado; la sociedad estaba cambiando o quería cambiar y las personas que organizaban la Semana de Pasión, creyeron que aquello había tocado fondo. Parecía que las nuevas costumbres sociales arrasaban este tipo de manifestaciones.

A todo esto se unía la moda de aprovechar los días festivos de Semana Santa para viajar a visitar a familiares o bien para conocer nuevos lugares y sobre todo dando la buena situación geográfica en la que se encuentra la ciudad de Albacete. Por otro lado, parecía que estaba mal visto participar en ello, pues era considerado algo pasado de moda que tan sólo quedaba para los “beatos”, nostálgicos o las personas que realmente eran cercanas a las parroquias o cofradías.

Son años difíciles, en los que no se tiene ningún tipo de ayuda. Las instituciones públicas y privadas dan la espalda y niegan sus colaboraciones. Los cofrades, en su mayoría, son personas mayores que no se ven con fuerzas suficientes para seguir adelante; muchos de ellos, se sienten señalados por participar activamente en las procesiones y deciden quedarse al margen.

Parecía que las procesiones de Semana Santa en Albacete, formaban parte del pasado, pero por casualidad, o quizás milagro, esta crisis hace se inicie un ascenso imparable. Hasta entonces la mujer había estado marginada y tan sólo participaba de las tareas propias de las “camareras”, es decir, vestir las imágenes, asear el ajuar y colaborar en la ornamentación floral. Eran muy pocas las que se vestían de nazarenos, e incluso esto estaba prohibido en algunas cofradías. En ese momento, se produce el fenómeno social de la incorporación de la mujer, de forma masiva, a las cofradías y a los desfiles procesiones. Éstas, en una gran mayoría, rescatan las túnicas y capuces de sus padres y animan a sus hermanos o amigos a participar directamente en los desfiles procesionales. A esta particularidad hay que añadir que, es entonces, cuando se comienza a valorar más de lo artístico y tradicional. Es lo que perfectamente podemos denominar como el movimiento a favor de la TRADICIÓN, FE y CULTURA.

Con la mujer integrada plenamente en las procesiones, comienza la participación de éstas en las Juntas Directivas de las cofradías y así, nace una cofradía, la de Santa María Magdalena.

No sólo crece el número de cofrades, también se incrementa el de “pasos”. Los patrimonios artísticos de las distintas cofradías se enriquecen con nuevos tronos, palios, estandartes o piezas de orfebrería y además se crea otra nueva cofradía, la de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto. Todas crean sus propias bandas de cornetas y tambores y se esfuerzan por superarse y alcanzar un mayor esplendor de nuestra Semana Santa de Albacete.

Todo ello da como resultado doce cofradías, que procesionan treinta y seis pasos. Más de ochocientos componentes de bandas de cornetas y tambores y por encima de la decena de millar, de nazarenos, los cuales participan en las diecisietes procesiones que se celebran en la Semana Santa de nuestra ciudad. Estos datos la sitúan entre las primeras de España por su número de participantes, (tengamos en cuenta que los diez mil nazarenos, participan en cada una de las principales procesiones que se celebran).

Para finalizar, con estos datos históricos, nos situamos en el día 17 de octubre de 1997, en que una delegación de cofrades de la Semana Santa de Albacete fue recibida en el Palacio de Fuensalida de Toledo, por el entonces Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, quien personalmente comunicó que la Semana Santa de Albacete había sido declarada de interés turístico regional. Ésta, es la recompensa a la labor realizada por las diferentes Juntas Directivas de las distintas cofradías, no sólo de las actuales, sino también las anteriores, que no repararon en esfuerzos, ni desfallecieron en sus tareas. 

En 2016 e inicios de 2017, la Junta de Cofradías comenzó a preparar el expediente para obtener el reconocimiento de  Declaración de Interés Turístico Nacional de la Semana Santa y que se obtuvo el 28 de marzo de 2017 de las manos del ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, D. Alvaro Nadal.

Hoy podemos sentirnos orgullosos, tanto la familia nazarena como el pueblo de Albacete, porque esta celebración ostente este título.